
LO QUE ESCRIBIR TODOS LOS DÍAS CAMBIÓ EN MI CEREBRO (Y EN MI VIDA)
Hola hola AAINERS,
Siempre me ha gustado moverme... no solo con el cuerpo, también con la mente.
Hace unos meses empecé a hacerlo de una manera distinta: escribiendo. ✍🏼
No fue algo planeado. Una mañana abrí mi libreta y simplemente empecé a soltar todo lo que tenía en la cabeza. Sin metas. Sin estructura. Sin filtro. Solo necesitaba respirar con tinta.
Lo que no imaginaba era que ese gesto tan simple se convertiría en uno de mis rituales más poderosos.
Escribir cambia tu energía (y también tu cerebro)
La escritura manual tiene algo mágico.
Cuando escribimos a mano (no en el móvil, no en el ordenador), la mente baja el ritmo. Se ordena. Se abre espacio para lo que realmente importa.
Leí que estudios científicos hablan de cómo escribir a mano activa zonas del cerebro relacionadas con la memoria, la regulación emocional y la toma de decisiones.
Pero más allá de lo que dice la ciencia… yo lo sentí.
Desde que escribo cada mañana, mi mente está más clara. Me levanto más ligera. Como si mi libreta se llevara el peso de lo que ya no necesito cargar.
Lo que descubrí en este ritual
Al principio eran solo cinco minutos.
Hoy es mi momento sagrado: preparo un té, enciendo una vela y dejo que las palabras fluyan sin filtros. A veces escribo cosas que jamás volveré a leer —y está perfecto así.
Porque escribir no siempre es para guardar. A veces es para soltar.
La libreta se vuelve espejo. Te muestra lo que llevas dentro cuando decides mirar de frente.
Y no hay una forma correcta de hacerlo. Puedes escribir tus metas, tus miedos, tus gratitudes o simplemente lo que sientes. Lo importante es que la energía se mueva.
La mente también necesita moverse
En AAIN siempre hablamos del cuerpo en movimiento.
Pero la mente también necesita su propio entrenamiento.
Escribir es una forma suave y silenciosa de mover pensamientos: flexionas claridad, fortaleces foco, elongas emociones.
Mi herramienta favorita
Por eso creamos la libreta AAIN:
para acompañarte en esos rituales de pausa y presencia.
Su textura, su papel, su sencillez… todo está pensado para que escribir se sienta como respirar: suave, necesario y tuyo.
Si nunca has probado convertir el journaling en parte de tu rutina, empieza con algo pequeño: tres líneas al despertar o antes de dormir.
No necesitas hacerlo perfecto. Solo necesitas empezar.
🖤
Kat
