
Los 3 movimientos que transformaron mi cuerpo (y mi energía)
Durante años entrené pensando solo en resultados. Marcar el abdomen, aumentar el glúteo, quemar calorías…
Pero con el tiempo me di cuenta de algo: No solo es importante ganar fuerza… es aún más importante ganar energía.
Y fue entonces cuando empecé a moverme distinto. No solo por salud, sino por conexión.
Estos pequeños ajustes —tan simples que parecen insignificantes— han terminado cambiándolo todo.
1. Mover lento, respirar profundo
Antes creía que entrenar significaba acelerar, sudar y salir como si me hubieran dado una paliza, pero no todos los días son iguales. Aprendí a escuchar a mi cuerpo y a moverme más lento, cuando me lo pide.
Al bajar la velocidad, empecé a sentir realmente mi energía, mi respiración y mi ritmo.
La ciencia lo confirma: los movimientos lentos y conscientes (como en Pilates o Yoga) activan fibras musculares profundas y mejoran la comunicación neuromuscular (Journal of Strength and Conditioning Research, 2021).
Pero más allá del cuerpo, moverte despacio te enseña a habitar el presente.
A dejar de correr y sentir cada segundo como una respiración completa.
Siempre incluyo en mi semana al menos dos días de Power Yoga, que es una clase que dan en mi gym y que me encanta!!!
2. Pesar sin exceso
Mi relación con las pesas también cambió. Y aunque practico Crossfit, ya no busco cargar más porque si, sino mejorar más a mi propio ritmo.
Descubrí que los ankle weights también son una herramienta increíble para eso: sutiles, funcionales y perfectas para trabajar fuerza y fluidez a la vez.
Estudios del European Journal of Applied Physiology señalan que el entrenamiento con cargas ligeras y controladas mejora la resistencia muscular y la estabilidad articular, especialmente en mujeres.
Y lo más interesante es cómo ese “peso justo” también se vuelve simbólico:
te recuerda que no necesitas más carga para sentirte fuerte. Sino prueba a levantar la pierna de lateral varias veces sin apoyarla y siente como esos pocos kilitos se convierten en bloques de hormigón inmediatamente 🤣
3. Fluir sin perfección
Este fue el movimiento más transformador de todos: soltar el control.
Dejar de contar repeticiones, de perseguir un ideal, y simplemente moverme como mi cuerpo me pide cada día.
A veces corro, a veces estiro, a veces solo respiro.
Y entendí que la constancia no siempre se ve igual: algunas veces es disciplina, y otras, compasión.
Porque cuando el cuerpo se siente libre, la energía también fluye.
Mi ritual AAIN
Hoy mi entrenamiento ya no es una meta, es un ritual que disfruto.
Y cuando no voy a crossfit, cojo mi mat, le doy al playlist, me coloco mis GIRL BOSS AAIN ankle weights y dejo que el movimiento me encuentre.
No busco “mejorar” mi cuerpo, sino mi salud y mi energía.
Si nunca has probado a moverte desde la intención y no desde la exigencia, este es el recordatorio:
no necesitas más máquinas, solo más presencia.
🖤
Kat
